Me proponia a escribir algo lindo, que pudiese hacer sonreír al menos a una persona.
Y sólo sentía paz, sin màs. Y me puse a pensar cómo se podía transmitir algo asi…paz. Solamente paz.

Creo que es de los sentimientos más inadvertidos, pero más necesarios para sobrellevar la vida, cuando todos los demàs nos envuelven sin control ante las circunstancias que nos sobrevienen, con o sin preaviso.
Yo puedo querer amar, perdonar, sonreír…
Yo puedo conocer que es anhelar, llorar, enfadarse…
Pero no podemos tener paz con nosotros mismos si no hacemos lo correcto pese a todo y todos.

Entiendo que se pueda amar a alguien, o desear olvidarle… depende gran parte de nosotros.
Se puede elegir estar triste, o estar alegre. Depende también, gran parte de nosotros.
Es obvio que no es tan fàcil cada extremo, pero los factores que intervienen en nuestro sentir pueden sumarse a nuestra voluntad y obtener el resultado de nuestro esfuerzo sobre la decisión de cómo quiero que me afecte y el qué.
Es una lucha continua por defendernos, o por sobrevivir.
Pero y la paz? Yo puedo pretender tener paz pero si mi vida, mis acciones, mis pensamientos no han ido en el camino adecuado, da igual lo que me empeñe en sentir. Hay algo, llamadlo conciencia, espìritu, Dios, … que te dice que algo no has hecho bien.

He andado muchas veces en caminos lleno de dudas, de desafìos, de guerras continuas…
¿Pero sabéis cuando uno siente que vale la pena todo? Cuando puedes sentir que pese a que no logran entenderte, ni escucharte, ni aceptarte, ni valorarte, ni acercarte… tú, tu vida, tus actos… fueron correctos. No pudiste hacerlo mejor. Si realmente es así, lo sientes en lo más profundo, ahí surge la paz.
Dejas ir la culpabilidad, o la ansiedad de que estás donde estás porque debía ser lo que estaba escrito, pues lo que dependía de ti lo luchaste con las mejores armas que tenía tu ser, tu corazón y tu mente.

Aprendes como las personas que no te conocen, te sean indiferentes.
Aprecias el tiempo bien invertido con las que sí saben mirar diferente.
Llegas a pensar en el plan que cada uno debe cumplir en su vida, y elijes que el tuyo sume lo mejor que puedas dar.
Defiendes ser tú sin dejarte llevar por nada ni nadie.
Estudias cada decisión para que sus consecuencias sean las mejores para el resto de personas a tu alrededor, incluyendo anularse a uno mismo si es necesario.
Valoras qué quieres, porqué y para qué haces lo que haces.

Por tanto, debes reconciliarte con esos pasos erròneos que diste, con esas personas que heriste, con esas làgrimas que provocaste para que el perdòn te haga libre, y se conviertan en paz.
Habrán casos en los que llegues tarde, entonces aférrate a la oportunidad de mejorar para no cometer el mismo error, moldeate a mejor.

Cuando acabes, exhausta, no hay mayor recompensa que sentir que lo has hecho lo mejor que pudiste.

No importa la dirección de tus pasos, pues el mapa muchas veces es ilegible, pero camina sabiendo el porqué dar cada uno lo mejor posible para que tu vida sea la mejor compañía con quienes te encuentres en ella.