Cada vida es un puzzle que nos ha tocado vivir. Hay veces que se tienen tantas piezas que uno cree que no son suyas.
Ves que algunas ni a golpes encajan, pero no tienen pertenencia a nadie más y entonces te las adueñas porque quieres o porque debes.
Te encargas día a día…momento a momento… de colocarlas una al lado de la otra. En ocasiones no estas segura si el hueco es el indicado…pero aprietas y parece que pueda ser.
Otras zonas del dibujo que construyes…van solas…prácticamente no te cuesta unirlas…
Así vamos tejiendo el dibujo…como cuando encajamos de la vida, sus golpes y sus bendiciones y es lo que te convierte en quién eres hoy.
Un día, llega una situación, persona, o sentimiento en la que cuando parece que todo está controlado hace que se tambalee tu tablero al completo… te falta agilidad o fuerza para poder reubicar las piezas al menos cerca de las demás; las ves cayendo, vibrando, moviéndose hacia todos lados y tú te planteas cuáles son las que deberías salvar. Porque hay que aceptar que en algunos casos, no puedes salvar a todas.
Te preguntas si no compraste un puzzle demasiado grande… o si ese puzzle que te regalaron realmente eres capaz de montarlo.
Dudas intentando comprender tu parte de culpabilidad de si tuviste que comprar hasta otro tablero antes que esto pasase…
El destino a veces te desmonta todo el mundo que construiste para moldearse de nuevo. Bien por consecuencias propias o porque así sea la decisión de Dios y tu objetivo en esta vida.
Por desgracia, ante estas situaciones en que ya no puedes coger tantas piezas en tus manos para impedir que caigan al suelo, sólo se sabe si has rescatado las buenas cuando el tiempo te de la respuesta y en la confianza que mientras dure ese periodo de movimientos bruscos en tu vida, nunca hayas dejado de mirar arriba.
Porque cuando todo pase, el dibujo se habrá definido y no será retroactivo. Las piezas se pegarán con tanta fuerza que si las arrancas se rompen. Sea para bien o no.
¿Qué diferenciaría a una persona u otra en aceptar o no el resultado de sus acciones ante estas sacudidas? Que, pese a todo, nos dimos cuenta de que nosotros no estamos al control. Que hay alguien que guía mucho más fuerte que el hombre; y que si confiamos que fue voluntad del Creador del Mundo que tu lugar en este momento es el hoy de ahora, estarás en paz contigo mismo y afrontarás la realidad sin haber perdido la esperanza con la que vivimos el presente y futuro.
Esa paz, pese a dichos días en que te llueven piezas de puzzles por todas partes, será la caja fuerte del tablero, que guardará tu obra cuando la acabes; y es entonces que podrás cerrarla con la mejor sonrisa porque tu intención siempre fue buscar la satisfacción del encargo de su verdadero Autor.