Da igual como te tienes que sentir hoy. Cuántos selfies sonriendo debes sacar. Cuántas risas obligadas para tus personas hay que buscar en el rincón polvoriento de años inocentes dejados atrás. Resetea tu peor yo.
Hoy es tiempo de agradecer lo que sí tienes. Sin imposiciones. Sin obligaciones falsas o sugestionadas; lo que tú eres, lo que has conseguido. ¿Porqué establecer nuevas metas? ¿Porqué no intentar mantener aquellas conseguidas y mejorarlas? Aquello que es tuyo hoy y que no debes dejar que se olvide, desgaste o rompa…
Nos conformamos con alcanzar… y nadie se preocupa de mantener; del hoy; del durante. No resetees lo bueno, se pierde su valor. Si lo acaricias cada día, con los años se volverá incalculable para tu corazón.
Todo es ayer o mañana. Y asfixia. Asfixia cuando nos damos cuenta que somos niños grandes con caprichos que una vez conseguidos vacían nuestras ganas de aferrarse a ellos. A todo lo que nos mantuvo ilusionados. Lo devaluamos.
Asfixia eso, o habernos perdido sin posibilidad de reencontrarnos.
Aún sintiéndote así, hoy, tienes algo que agradecer, algo que has aprendido, algo que mejorar y una nueva oportunidad. Resetea tu peor yo y sigue.
No aspires a sueños rosas, ni deberes ajenos. Intenta ser tu mejor plantilla donde amoldar tus sentimientos a la situación que la vida te rete. Es tu destino. Esfuérzate dice La Biblia.
Sé lo mejor de ti en lo peor del momento, sólo asi pasarás las páginas con una sonrisa sin cargas y valorarás la tinta de escribir las de este instante sin tener miedo a como acabe tu historia, antes de que se sequen tus ganas.
Agradece. Si observas con atención tienes más de lo que crees. No cierres tus ojos a lo importante.