Veo las ramas de los árboles. Entrelazadas. Y siento que así están mis pensamientos, mis decisiones, mis sueños.

Esperanzas verdes como las hojas que brotan de ramas ya desgastadas, altas y frondosas que buscan el sol pero muchas de ellas se quedan solapadas por otras. Esas ramas frías no entienden que a quién cobijan le hacen un bien…una sombra fresca… un micro ecosistema bajo su esfera… pero la realidad es que se quedaron para otro fin diferente al que perseguían.

Cierto es que las ramas no piensan en alcanzar el sol…pero sí lo buscan por supervivencia…
Pienso si mis sueños hacen lo mismo… si como esas ramas se quedaron simplemente abrigando las necesidades de otro, y ya no alcanzarán la luz.

Mientras, otras intentan resurgir entre las sombras de los edificios ( circunstancias de la vida) con un color renovado y brillante para mitigar la aceptación de las que no podrán hacerlo.

Todo el mundo deja sueños en el camino… pero qué importante es saber que en tu conciencia siempre primó la paz de estar haciendo lo mejor posible para las personas de tu alrededor. Intentar amar como Dios nos amó a nosotros. Al menos así mi mente deja descansar al corazón.